lunes, 11 de abril de 2016

Creencia y Carencia

CREENCIA Y CARENCIA

De las creencias dependen nuestras actitudes. Ya lo decía Henry Ford: “Tanto si crees que no puedes como si crees que sí, tienes razón.”

La carencia es una creencia arraigada tanto en nuestro clan familiar como en el inconsciente colectivo. Creer que carecemos, creer que el hombre parte de una carencia para luego poder tener, es lo que hace que nos enfoquemos en el esfuerzo y en el sacrificio. Creemos que no merecemos tener, porque creemos que la abundancia no es nuestro estado natural.

Cuando pedimos en oración, partimos de no tener, pedimos creyendo que no tenemos. Y así es que pareciera que nuestras oraciones rara vez son escuchadas. Cuando pedimos desde la carencia la estamos reafirmando y entonces recibimos más carencia, porque es en la que nos enfocamos. En cambio, si pedimos lo que creemos que ya tenemos, sólo nos queda pedir que se nos muestre lo que ya nos pertenece, “sé lo que soy y acepto mi herencia”.

Nuestro sistema de creencias está muy arraigado en nuestro inconsciente y es quien define nuestros comportamientos. Frases como “ganarás el pan con el sudor de tu frente” generan la creencia de que para recibir tengo que dar algo a cambio que me cueste mucho y que signifique cansancio, dolor y sacrificio. Y si no “sudo” lo suficiente aparece el miedo que sustenta también esa creencia. Empiezan los juicios que derivan en la culpa y ésta a su vez en enfermedad.

¿Es posible romper esas creencias? SÍ, ES POSIBLE, existen técnicas de PNL aplicadas a la BioNeuroEmoción que llegan al origen de la creencia que motiva el conflicto. Hay creencias familiares, educacionales, personales. Estas últimas son las de más peso: por ejemplo “no soy capaz”, pudo haberse instalado en el inconsciente en el momento de nacer. La forma de nacer marca una impronta que se mantiene a lo largo de la vida cada vez que se inicia un proyecto o un cambio importante: un bebé que ha hecho un trabajo de parto durante horas y al final termina en cesárea, llevará arraigada la creencia de “aunque haga un trabajo duro y con dedicación, no soy capaz de lograrlo”. La toma de conciencia ya es un paso para romper con la creencia y cambiar el programa.


Un dicho español dice que “la mancha de la mora, con una verde se quita”, analógicamente podemos decir que “una creencia de abundancia borra la de carencia”. Somos abundantes como Hijos que somos de Dios. Abundantes en todos los aspectos. Sólo la creencia en la escasez,  acumulada desde que Adam y Eva comieron la dichosa manzana, no nos hace ver la verdadera abundancia de la que estamos rodeados y que es nuestra.
 Creemos en un Dios que nos castiga si pecamos, en clara incoherencia con el Dios Amor que todos sabemos que también existe. Y aunque no hayamos aún tomado conciencia, en el fondo de nuestra alma siempre aparece un pequeño descontento, una insatisfacción que no entendemos, podemos estar repletos de bienes y de afectos que hemos anhelado y sin embargo nos preguntamos dónde hemos llegado. “Tiene que haber otra manera…“  
Romper con la creencia en la  separación es el principio para romper todas las demás creencias que de ella derivan. De la misma manera que una vez la Humanidad cambió la creencia de que la  tierra era plana,   llegará el día en que la carencia será reemplazada por la creencia en la Abundancia. Y de ahí en más, la historia se escribirá de otra manera.  

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