CREENCIA Y CARENCIA
De
las creencias dependen nuestras actitudes. Ya lo decía Henry Ford: “Tanto si crees que no puedes como si crees
que sí, tienes razón.”
La carencia es una creencia arraigada tanto en nuestro clan familiar como en el
inconsciente colectivo. Creer que
carecemos, creer que el hombre parte de una carencia para luego poder tener, es lo que hace que nos
enfoquemos en el esfuerzo y en el sacrificio. Creemos que no merecemos tener,
porque creemos que la abundancia no es nuestro estado natural.
Cuando
pedimos en oración, partimos de no tener, pedimos
creyendo que no tenemos. Y así es que pareciera que nuestras oraciones rara
vez son escuchadas. Cuando pedimos desde la carencia la estamos reafirmando y entonces
recibimos más carencia, porque es en la que nos enfocamos. En cambio, si
pedimos lo que creemos que ya tenemos, sólo nos queda pedir que se nos muestre
lo que ya nos pertenece, “sé lo que soy y
acepto mi herencia”.
Nuestro
sistema de creencias está muy arraigado en nuestro inconsciente y es quien
define nuestros comportamientos. Frases como “ganarás el pan con el sudor de tu frente” generan la creencia de
que para recibir tengo que dar algo a cambio que me cueste mucho y que
signifique cansancio, dolor y sacrificio. Y si no “sudo” lo suficiente aparece
el miedo que sustenta también esa
creencia. Empiezan los juicios que
derivan en la culpa y ésta a su vez
en enfermedad.
¿Es posible romper esas creencias? SÍ, ES POSIBLE, existen técnicas
de PNL aplicadas a la BioNeuroEmoción que llegan al origen de la creencia que
motiva el conflicto. Hay creencias familiares, educacionales, personales. Estas
últimas son las de más peso: por ejemplo “no
soy capaz”, pudo haberse instalado en el inconsciente en el momento de
nacer. La forma de nacer marca una impronta que se mantiene a lo largo de la
vida cada vez que se inicia un proyecto o un cambio importante: un bebé que ha
hecho un trabajo de parto durante horas y al final termina en cesárea, llevará
arraigada la creencia de “aunque haga un
trabajo duro y con dedicación, no soy capaz de lograrlo”. La toma de
conciencia ya es un paso para romper con la creencia y cambiar el programa.
Un
dicho español dice que “la mancha de la
mora, con una verde se quita”, analógicamente podemos decir que “una creencia de abundancia borra la de
carencia”. Somos abundantes como Hijos que somos de Dios. Abundantes en
todos los aspectos. Sólo la creencia en la escasez, acumulada desde que Adam y Eva comieron la
dichosa manzana, no nos hace ver la verdadera abundancia de la que estamos
rodeados y que es nuestra.
Creemos en un Dios que nos castiga si pecamos, en
clara incoherencia con el Dios Amor que todos sabemos que también existe. Y
aunque no hayamos aún tomado conciencia, en el fondo de nuestra alma siempre
aparece un pequeño descontento, una insatisfacción que no entendemos, podemos
estar repletos de bienes y de afectos que hemos anhelado y sin embargo nos
preguntamos dónde hemos llegado. “Tiene
que haber otra manera…“
Romper con
la creencia en la separación es el
principio para romper todas las demás creencias que de ella derivan. De la
misma manera que una vez la Humanidad cambió la creencia de que la tierra era plana, llegará el día en que la carencia será
reemplazada por la creencia en la Abundancia. Y de ahí en más, la historia se
escribirá de otra manera.
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